Robots entre nosotros (1era parte)

Robots entre nosotros (1era parte)

(17 de noviembre, 2023). “Bienvenido hijo mío/ Bienvenido a la Máquina” (Pink Floyd)

Fernando Nunez-Noda, Director de Maquinamente

La actitud de la gente hacia la tecnología es paradójica, e injusta. Si no se piensa en ella, parece un regalo del cielo, un componente indispensable de la calidad de vida (la luz eléctrica, automóviles, los dispositivos conectados). Pero al darle un matiz moral la demonizamos y aquí los robots no se salvan. Le atribuimos una especie de vida paralela, generalmente encarnada en una máquina malévola que sonríe en la oscuridad.

Stanley Kubrick entendió muy bien este mito en un film legendario, 2001: una odisea espacial (1968) y dotó a HAL-9000, la computadora reflexiva y asesina, de un salón donde los pensamientos eran luces rojas que se encendía y apagaban. Cuando se le asocia una voluntad propia, la ciencia termina siendo un villano (el monstruo de Frankenstein o los replicantes de Blade Runner).

En el fondo esta tendencia revela que la tecnología es expresión directa de la voluntad humana. Es una extensión de nuestras propias capacidades físicas y mentales que evolucionan fuera del cuerpo. El reino animal nos lo muestra. El murciélago tiene un radar en su minúsculo cerebro, el ser humano lo construye y lanza satélites que hacen rebotar las ondas por todo el planeta. Al murciélago le toma millones de años, los humanos no tienen más remedio (guerras mundiales, ambición económica) que construirlo en apenas un siglo.

De acuerdo con esta lógica, un cerebro del tamaño de un balón de basquetbol podría esperarse dentro de cientos de años, pero actualmente no hay tiempo que perder y por eso hemos llegado a internet y sus 52.954 Gigabytes de tráfico por segundo, en todo el mundo, todo el tiempo.

La Fascinación Robótica

Hubo intentos en la antigüedad y eras más recientes. Los griegos antiguos ya habían soñado con autómatas, Leonardo Da Vinci diseñó uno en 1495 aunque, desafortunadamente, no pudo construirlo.

El primer antecedente de una computadora moderna fue la máquina analítica del británico Charles Babbage, a mediados del siglo XIX. Una mujer, Augusta Ada Byron hija del poeta Lord Byron, desarrolló el “software”. Ambos son pioneros en la moderna concepción de una máquina de cálculo automática.

Por esa época se inventó el telégrafo, la versión más minimalista de internet. Al principio con alambres y luego también por el aire. En 1889 el estadounidense Herman Hollerith construyó la primera computadora electromecánica: un sistema de tabulación con tarjetas perforadas que tuvo vigencia hasta mediados del siglo XX. La empresa de Hollerith, luego de fusionarse con otras, llegó a ser IBM.

En el siglo XX se cristalizó todo. El checoslovaco Karel Čapek usó por primera vez el término “robot” en una obra teatral. Se construyó ENIAC, la primera computadora electrónica, para el Ejército de EEUU. Más tarde Claude Shannon, un ingeniero de IT&T, desarrolló el “bit” como unidad de información digital compuesta exclusivamente de ceros y unos en incontables combinaciones.

El evento pivotal vino con Allan Turing, cuya experiencia fue llevada a la pantalla en el film The Imitation Game (2014) con Benedict Cumberbatch. En la tercera década del siglo XX Turing desarrolló las ciencias de la computación con metodologías y fórmulas para computar los números, de forma que produjesen resultados bajo hardware y software.

Turing llegó a preguntarse si los cerebros electrónicos podrían, algún día, ser inteligentes. Formuló su célebre «prueba de Turing», consistente en un «juego de imitación» por el cual la máquina «engaña» al participante y le hace pensar que sus respuestas las elabora un humano. Éste hacía preguntas directas y unívocas a dos dispositivos, uno automático y otro manejado por humanos. Quien participa de la prueba no sabe cuál es cuál.

Se prueba así hasta qué punto la máquina es capaz de responder sin que sea posible deducir si es una máquina o un humano.

Otro personaje interesante fue el matemático Norbert Wiener, quien publicó en 1948 el libro Cibernética en el que describe con las mismas ecuaciones a los seres vivos, a las máquinas y –en general- a los sistemas autorregulables.

Para la cibernética los procesos son informacionales. Wiener le dio primacía al concepto de “retroalimentación” ( feedback), que describe un ciclo de información. Una computadora no está viva, ni es inteligente, pero es un dispositivo autorregulable que recibe información del ambiente y modifica su conducta en consecuencia.

Los robots, pues, imitan la vida humana: son autorregulables, reciben, procesan y generan información, tienen ciclos de vida y, con la debida programación, alcanzan importantes niveles de inteligencia artificial y autonomía.

 

 

No todos los Robots son Creados Iguales

Los robots se agrupan en tres grandes categorías: los domésticos, los industriales y los humanoides. Uno siempre habla de robots como seres antropomórficos, tipo el monstruo de Frankenstein, o más cibernéticos como el Bicentennial Man, del film que protagonizó Robin Williams en 1999.

Pero los hay de muchos tipos. Alexa de Amazon o Google Home son asistentes automatizados, si se quiere buenos conversadores, pero no se desplazan o atenazan objetos. En Home Depot, por ejemplo, hay termostatos WiFi manejados desde apps en iOx y en Android. Los dispositivos están conectado 24×7 a la red y tienen direcciones propias, de forma que en segundos reciben y procesan nuestras instrucciones: subir o bajar temperatura, apagarse, etc. Igual con luces, puertas de garaje, lavaplatos, etc.

Son robot y minirobots domésticos, en nuestros propios hogares, con nuestros objetos cotidianos. Según Statista 23% de los hogares en EEUU. estarán bajo el segmento de “control y conectividad”, léase: robótica en la casa. Para 2023 se estima una penetración mayor de 50%.

Hasta Disney, tan alejado de la polémica tanto como pueda, muestra en Smart House de 1999 una casa con personalidad maternal que pronto comienza a tomar las cosas en sus propias manos y el resultado es un caos.

Es decir, siempre subyace el espíritu de Frankenstein o del Hermano Mayor de George Orwell: las preocupaciones como la invasión de la privacidad, el control gubernamental y la dependencia excesiva en lo automatizado. Y peor aún: hacking. Si alguien penetra en el sistema de control de una casa inteligente puede abrir puertas, inhabilitar alarmas y ni qué decir de un bromista que provoque desventuras a los pobres residentes.

Por los momentos lo peor que puede hacer mi tostadora es quemarme el pan (y no voluntariamente).

En el mundo industrial o científico, los robots “articulados” son aquellos que imitan extremidades y coyunturas humanas, pero no pueden desplazarse por sí solos. Casi siempre están fijos, para ensamblar automóviles o apoyar la exploración submarina; o bien sobre ruedas para explorar un planeta como Marte. Son poco habladores.

Los ‘cartesianos’ tienen extremidades con pinceles, cortadoras u otros adminículos que van en sentido de los ejes X, Y y Z. es decir, hacia arriba-abajo, derecha-izquierda o frente-atrás. Pueden combinarse con los anteriores e imitan los brazos y manos para diversas tareas de precisión. Por ejemplo, con cortadores y hojillas sirven para modelar objetos 3D.

Hay muchas otras variedades: SCARA, teleoperados (como los drones) o de ‘augmenting’ (manejados por los humanos como extensiones de brazos o manos, por ejemplo, para desactivar explosivos a distancia.)

En un artículo pasado comenté: “En EEUU. para 2030 cerca de la mitad de los trabajos [de manufactura y servicios] podría estar en las metálicas manos de autómatas y computadoras. Los expertos advierten que la sociedad tiene que tomar medidas urgentes y contundentes en áreas como la educación (código en las escuelas, por ejemplo); seguridad social, creación de empleos no amenazados por la automatización y aspectos éticos como, aunque no lo crea, las tres leyes de la robótica de Isaac Asimov.”

(Link a la segunda parte).

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Imagen: MM.

Inteligencia Artificial reta al pensamiento creativo

Inteligencia Artificial reta al pensamiento creativo

(8 de noviembre, 2023. Fuente: quepasaenvenezuela.org). En un mundo en constante evolución, donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la Inteligencia Artificial (IA) surge como una herramienta fundamental en múltiples esferas, incluida la creatividad.

El debate sobre si esta tecnología va a reemplazar o no los puestos de trabajo, va quedando a un lado, mientras empresas y profesionales se preparan para sacar el mayor provecho, utilizándola para impulsar y optimizar sus procesos creativos.

“La cuestión ya no gira en torno a si las IAs desplazarán o no al trabajo humano, sino a cómo podemos entablar una colaboración enriquecedora con ellas para simplificar nuestras vidas. Un paso inicial para lograr esta sinergia es asegurarnos de que los clientes tengan una visión clara de sus objetivos. La IA no solo contribuye a definir estos objetivos con mayor precisión, sino también aporta ideas innovadoras que amplían los horizontes tradicionales”, comentó Ana Lopera, Senior Account Manager – L3 de PGD.

La IA se ha convertido en una herramienta para profesionales creativos, brindándoles la capacidad de generar contenido de alta calidad de manera eficiente. Por ejemplo, en lo que respecta a la edición de imágenes y videos, los programas de edición asistida por IA pueden automatizar tareas repetitivas, como el recorte y la corrección de color. Esta automatización no solo ahorra tiempo a los creativos, sino que también les permite concentrarse en otros aspectos conceptuales de su trabajo.

Adicional, en lo referente a calidad de audio en la postproducción de contenido, es una gran aliada para reducir el ruido, mejorar la claridad de la voz, corregir desviaciones de tono y ritmo, restaurar grabaciones antiguas, eliminar palabras o sonidos no deseados, y mejorar la calidad de la transmisión de audio con solo un clic.

Según los expertos de PGD, el gran reto al trabajar con IA en el ámbito creativo es la definición de autoría y creatividad en este contexto. ¿Quién es el autor cuando la IA desempeña un papel significativo en la creación? “Estamos comprometidos en explorar y establecer directrices sólidas para abordar este tema, considerando ejemplos de derechos de autor, políticas empresariales y restricciones necesarias para equilibrar el uso de las IA. Aún hay mucho por analizar y discutir, por ejemplo, como asegurar que hizo el creador y qué esta tecnología.”, explicó Francisco Rodríguez, Senior Motion Designer-Post Production de PGD.

En sus primeros días, muchas soluciones de IA eran de acceso gratuito, pero a medida que su potencial se materializó, el panorama cambió. Actualmente, la mayoría de las soluciones competentes en la industria son de pago. Esto ha generado brechas en el acceso y en la utilización efectiva de estas tecnologías.

Riesgos actuales y desafíos pendientes

A pesar de que la colaboración con IAs es prometedora, no está exenta de desafíos como: dependencia excesiva, pérdida de originalidad y la disminución de la diversidad creativa. Además, la evolución constante de la tecnología y la falta de regulación presentan dificultades adicionales para los creativos y las empresas.

El uso adecuado y equitativo de la inteligencia artificial radica en la ética profesional de cada individuo, su habilidad para mantenerse informado sobre cuándo y cómo integrar la inteligencia artificial en el proceso creativo, y aprender a utilizarla de manera responsable y equilibrada. La IA debe considerarse una herramienta complementaria, sin caer en la dependencia absoluta de ella. Es necesario recordar que, por ahora, la IA carece de intencionalidad, comprensión humana y emociones, por lo que puede funcionar como una fuente de inspiración y guía, más no debería reemplazar la voz y capacidad de expresión de los profesionales creativos.

“Aún estamos en zona desconocida en un trabajo cooperativo con las IAs, brecha de acceso y cuidado de su uso ante un territorio desconocido, por lo que los profesionales advierten que hay que adentrarse con cautela, respeto y sobre todo buenas prácticas. En PGD visualizamos una realidad donde la IA coexiste con la creatividad humana, impulsando la innovación y abriendo nuevas fronteras”, agregó Luis Escalante, Delivery Director, Tech de PGD.

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Imagen: MM.

Podcast: LA IA hace apenas siete meses

Podcast: LA IA hace apenas siete meses

(2 de noviembre, 2023, podcast). En marzo de este año Jesús M. Rodríguez, periodista, hombre de medios y Fernando Nunez-Noda, editor de MaquinaMente, conversaron en su ya cesado podcast «Del 305 al 310» sobre inteligencia artificial.

Pero esa conversación ocurrió y aquí les dejamos el podcast completo. Una cita de la presentación:

«Algoritmos, robótica, ChatGPT, inteligencia artificial… quien crea que esto pertenece a la ciencia-ficción y a un futuro relativamente lejano… que lo piense dos veces. Jesús y Fernando hablan del estado actual de tal inteligencia, la integración persona-máquina, los servicios que están robotizados o por estarlo… un mundo en ciernes cuyas amenazas (que las hay) y oportunidades (muchas) cambiarán sin duda el funcionamiento de la sociedad.

«Es un podcast que hacemos bien en escuchar, para estar preparados ante lo inevitable y aprovecharlo.»

Que lo disfruten:

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Imagen: Pixabay.

Humor: Se casan el ChatGPT y el Bard de Google

Humor: Se casan el ChatGPT y el Bard de Google

(26 de octubre, 2023 – Fernando Nunez-Noda). Hay jologorio en la comunidad de Inteligencia Artificial (IA) por el sorpresivo anuncio de una unión civil y religiosa entre dos bellezas de la IA: el ChatGPT, de OpenAI + Microsoft, y el Bard de Google. En esta crónica hemos recopilado opiniones de diversas fuentes sobre este evento:

BILL GATES (fundador de Microsoft): No estoy contento con este casamiento. Los padres casi nunca queremos al novio. Eso es como que Hunter Biden se case con Maria Vladimirovna, la hija de Putin. Eso no pega. Google nos ha quitado el liderazgo en todo: sistemas operativos aplicaciones, buscadores y en un poco de otras cosas, ya les digo cuáles… voy a buscar en Google ¡digo! en Bing (así se llama nuestro buscador ¿verdad?).

SERGEI BIN Y LARRY PAGE (fundadores de Google): Hemos hecho una Google Declaración conjunta en la que damos Google Felicitaciones a los novios. Obviamente que reciban nuestras Google Bendiciones, Google Regalos y, por supuesto, esperamos unos preciosos Google Nietos. A Gates le mandamos un Google Tomatutomate.

VLADIMIR PUTIN: A pesar de la sangrienta campaña que Occidente ha emprendido contra Rusia, por el sagrado derecho a recuperar territorios nuestros que antes eran de los ucranianos, le damos una conciliatoria felicitación por esta unión. Hemos enviado un grupo de espí… digo, embajadores de buena voluntad para que se rob… digo, alaben el código que compone estos maravillosos seres cibernéticos. Por favor dénle acceso que van en misión de buena voluntad.

MARK ZUCKERBERG: Saludos a los novios, pero mi estrategia es diferente. Yo creo espacios en los que millones de personas vierten su mucha o poca inteligencia. Mis algoritmos detectan las más brillantes y las esconden ¿por qué? Porque no las voy a exponer públicamente para que se las roben otros, yo tomo ese tesoro y tengo una máquina de inteligencia artificial (IA) compuesta por inteligencia natural (IN) recopilada por inteligencia artificial para el disfrute de la inteligencia brutal. ¿Me entienden? Si entienden son inteligentes naturales, si no, les publico lo que digan.

DONALD TRUMP: Yo inventé la inteligencia artificial, como saben, nada en mí es natural: ni mi tono naranja, ni mi copete de viento solar, ni los votos que quise empujarle a las elecciones pasadas que ganó Bid… ¡digo!, ni buena parte de mi fortuna… en fin ¿cómo no va a ser mi inteligencia artificial? ¡MAGA!

EL ROBOT DE PERDIDOS EN EL ESPACIO: Qué ChatGPT y Bard… puras copias de mí. Ya casi nadie me recuerda, pero yo fui pionero de la IA, perdido y todo, la ejercí. Decía chistes, en un capítulo me emborraché, en otro canté serenatas… a ver, a ver, ¿cuándo hice algo inteligente? Oh, creo que mejor lo dejamos hasta aquí y solo les digo que la culpa fue del Dr. Smith.

XIN JIN PING: Nosotros no nos damos mala vida, toda inteligencia (natural o artificial; de genios o de brutos) la imitamos pero, eso sí, a 40% del precio de occidente. Ya estamos creando nuestras dos máquinas de IA, una es el ChatGPChi y el coBARD, nada que ver con los de Microsoft, OpenAI y Google.

NICOLÁS MADURO: La revolución bonita no necesita inteligencia artificial, lo nuestro es natural y orgánico: Generamos miles de millones de dólares sin producir nada que dé valor agregado al país; se «pierden» 22 mil millones de dólares y los encuentra el que los perdió (obviamente lo reparte entre los camaradas). Tenemos el aparato delictivo-administrativo más grande del mundo y, a la vez, el sistema judicial que los ignora. ¿Qué Chat ni que Bard? Nos vamos a un Bar, sí, a beber Chat-paña de la buena.

ANDRÉS LÓPEZ OBRADOR: Esté… porque bueno como entonces, en realidad, la inteligencia es muy… y de paso tan… es que a veces tenemos artificios… digamos, eso mismo, eso mismo, yo creo y lo creo porque lo creo que… es artificial porque eso mismo, es lo que es y…

ELON MUSK: Yo de inteligencia no quiero hablar mucho hasta comprobar si la ejercí o la perdí al comprar Twitter. En todo caso, yo estoy concentrado en la inteligencia espacial y por eso lanzo y lanzo cohetes (eso sí, espaciados entre sí). Unos para misiones, otros para reparar los cohetes misioneros, otros para hacer de las repaciones una misión, otros para destruir a los misioneros que no cumplieron su misión… Oh, mejor me concentro en Twitter.

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Un psicólogo analiza el miedo a la IA

Un psicólogo analiza el miedo a la IA

(21 de octubre, 2023). En un artículo muy interesante para LinkeIn, el psicólogo Kevin Joy analiza los miedos de la gente a la inteligencia artificial y concluye que es un «miedo a lo desconocido». ¿Qué significa esto?

Para Joy: «El miedo a la inteligencia artificial (IA) es un fenómeno psicológico complejo que requiere atención cuidadosa. En medio de la revolución de la IA, es esencial abordar estos temores y promover una cultura de comprensión y aceptación. Después de todo, la IA no es una fuerza para temer, sino una herramienta para aprovechar. Como dice el antiguo refrán, ‘No tenemos nada que temer más que el miedo en sí mismo’. Y quizás, tampoco un mundo sin sentido del humor. Por tanto, no olvidemos reírnos un poco, incluso junto a nuestros compañeros de IA, mientras avanzamos juntos hacia el futuro.»

¿En qué consiste, pues, ese miedo a lo desconocido? 

Hay diferentes componentes:

Tecnofobia e IA: Definida como un miedo extremo a la tecnología, no es un fenómeno novedoso, sino que ha acompañado cada revolución tecnológica significativa a lo largo de la historia. No obstante, la inteligencia artificial (IA), con su capacidad para emular la inteligencia humana, eleva la tecnofobia a un grado superior. El temor hacia la IA no solo surge debido a su novedad tecnológica, sino también porque desafía nuestra concepción tradicional de la humanidad y sus límites.

El papel del descuido de la unicidad: Una de las barreras psicológicas claves para la adopción de la IA es el concepto de «descuido de la unicidad». Se trata de la creencia de que los sistemas de IA, a pesar de sus capacidades avanzadas, no pueden dar cuenta de las características y circunstancias únicas de los individuos. Esta creencia, si bien no es del todo infundada, a menudo pasa por alto el hecho de que los sistemas de IA están diseñados para aprender y adaptarse a los comportamientos y preferencias de los usuarios individuales.

El atractivo del miedo de la IA: El atractivo del miedo, una estrategia de comunicación persuasiva que enfatiza el peligro potencial, se utiliza a menudo en los debates sobre la IA. Esto puede llevar a poner demasiado énfasis en los riesgos asociados con la IA, fomentando así el miedo y la resistencia. Sin embargo, es importante equilibrar estos llamamientos al miedo con información sobre los beneficios y salvaguardas asociados con la IA.

Superando el miedo: Superar el miedo a la IA requiere un enfoque multifacético. La educación y la concienciación sobre la IA y sus beneficios pueden ayudar a disipar mitos y conceptos erróneos. Además, demostrar las formas en que se puede personalizar la IA para satisfacer las necesidades individuales puede ayudar a mitigar el miedo asociado con la «negligencia de la singularidad». Por último, involucrar a las personas en el proceso de desarrollo de la IA puede fomentar una sensación de control y reducir el miedo.

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Raíces psicológicas del miedo a los robots y la IA

Raíces psicológicas del miedo a los robots y la IA

(18 de octubre, 2023). La semana pasada, se dio a conocer –en artículo de Anna Zhada para Cybernews– la noticia de que un ingeniero de Google, Blake Lemoine, fue suspendido de su puesto tras la publicación de una transcripción de una conversación con el sistema de desarrollo de chatbots de la empresa, conocido como LaMDA (modelo de lenguaje para aplicaciones de diálogo). Lemoine afirma que LaMDA es consciente y ha sido capaz de mostrar emociones desde el otoño pasado.

LaMDA logró mantener una conversación sobre emociones y conceptos abstractos como la justicia y la empatía. Además de experimentar sentimientos de soledad, alegría y tristeza, LaMDA asegura ser capaz de sentir emociones para las cuales desconoce las definiciones.

¿Será «robofobia»?

Aunque no lo crean, existe la «robofobia», que se caracteriza como un trastorno de ansiedad que lleva a un miedo desproporcionado hacia los robots y la inteligencia artificial. Esto puede llevar a las personas a experimentar un temor abrumador ante la posibilidad de perder el control frente a las máquinas y enfrentar un futuro dominado por la tecnología.

En ocasiones, simplemente el pensamiento de un robot puede desencadenar ataques de pánico en la persona afectada. Los síntomas de la robofobia incluyen sudoración, vértigo, palpitaciones aceleradas y dificultades respiratorias.

Aunque con frecuencia se asocia el pensamiento irracional a la robofobia, podría apresurarnos a descartar por completo su racionalidad. Existen preocupaciones legítimas que las personas albergan sobre el futuro en el que los seres humanos coexistirán con la IA y los robots.

¿A qué le temen realmente?

Viene a la mente «Yo, Robot» y su planteamiento de una rebelión de las máquinas, plausible en cierto sentido. No es extraño que los humanos temamos a robots inteligentes y, de paso, muy fuertes.

Zhada firma que:

«Puede parecer que estás hablando diferentes idiomas con un robot: ¿cómo puede él entender lo que te preocupa y te duele? Y en caso de un mal funcionamiento o falla del sistema de seguridad, ¿no se convertirán en armas de destrucción masiva, muy capaces pero inhumanas?


«En el lado bueno de las cosas, los programadores operan asumiendo que casi todo puede salir mal, implementando una variedad de medidas de seguridad. Desde botones de interruptor de emergencia hasta estándares de limitación de potencia y fuerza, la humanidad ha recorrido un largo camino para garantizar que cada robot sea seguro de usar.»

No obstante, existe un lado positivo en esta compleja relación entre humanos y robots. Los programadores operan bajo la premisa de que prácticamente cualquier cosa puede salir mal, y como resultado, han implementado una serie de medidas de seguridad meticulosas. Desde botones de apagado de emergencia hasta límites cuidadosamente definidos de potencia y fuerza, la humanidad ha avanzado considerablemente para asegurar que cada robot sea seguro de utilizar.

En este contexto, nos adentramos en el miedo a los robots desde un enfoque técnico, considerándolos como máquinas controladas por seres humanos. Sin embargo, surge la pregunta fundamental: ¿pueden las máquinas, al menos en teoría, desarrollar una conciencia plena y reconocer su propia existencia? Esta cuestión resulta intrincada de abordar, dado que los propios humanos tienen una comprensión vaga del significado de la conciencia y la «humanidad». Por lo tanto, desarrollar un código que permita a un robot aprender algo que nosotros mismos no comprendemos completamente se convierte en un desafío complejo.

A pesar de las afirmaciones de algunos expertos, como John R. Searle, quien sostiene que «… una computadora debidamente programada es realmente una mente, en el sentido de que se puede afirmar literalmente que las computadoras que reciben programas adecuados comprenden y tienen estados cognitivos», la mayoría tiende a estar en desacuerdo. En general, la opinión predominante respecto a los robots modernos descarta la idea de que posean conciencia, considerándolos máquinas operadas por humanos en lugar de seres conscientes.

No obstante, el camino hacia la replicación digital completa de un cerebro humano sigue siendo una meta distante. Las redes neuronales más avanzadas en la actualidad siguen siendo cientos de veces más pequeñas que el cerebro humano, según lo indicado por Geoff Hinton, un respetado psicólogo cognitivo y científico informático británico-canadiense.

«Podemos tener una visión clara de lo que nos espera en los próximos años, pero si extendemos nuestra mirada más allá de una década, todo se torna borroso», mencionó en una entrevista con la BBC.

Enfocarnos en las herramientas que tenemos actualmente, aunque poderosas, pero no omnipotentes, diseñadas para asistir a las personas, debería empoderarnos para liderar la innovación tecnológica con confianza y, al menos en parte, disipar las preocupaciones asociadas con la «robofobia».


Foto de los niños bajo Creative Commons License.
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